Pacaypallá


Ya está la tierra en torno

de mí dándome vueltas
como el metal al son de la campana.

Ya está de cuanto amé
mi pequeño universo,
el sistema estrellado de las olas,
el desorden abrupto de las piedras.
lejos, una ciudad con sus harapos,
llamándome, pobre sirena,
para que nunca, no, se desamore
mi corazón de sus duros deberes,
y yo con cielo y lira
en la luz de lo que amo,
inmóvil, indeciso,
levantando la copa de mi canto.

Oh aurora desprendida
de la sombra y la luna en el océano,
siempre vuelvo a tu sal abrasadora,
siempre es tu soledad la que me incita
y llegado otra vez no sé quién soy,
toco la arena dura, miro el cielo,
paseo sin saber dónde camino,
hasta que de la noche
suben y bajan flores indecibles;
en el ácido aroma
del litoral palpitan las estrellas.

Del libro Estravagario de Pablo Neruda


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