Una Sidney descolorida
Llegada a Sidney, la gran ciudad de Australia, la cima de la no isla mas grande del mundo, o el continente mas pequeño del mismo. La llegada aquí después de salir de Malasia o pasar mucho tiempo en Asia viene a ser como volver a la civilización, aparentemente carente de aventuras y de misterio, trataremos de que no sea así.
Aquí el lenguaje vuelve a ser el ingles, entiendes la conversaciones por la calle, ahora mas que antes, el ingles va mejorando. Una mezcla entre Estados Unidos y los países de la gran Bretaña dan vida a esta ciudad que esta carente de los aborígenes y de su historia mas que para la venta de CDs en la calle.
Mentiría si no dijese que la primera sensación que tuve al pisar el centro neurálgico y de negocios no fue la de decir "donde están los colores?" Un pelotón de yuppies con prisa, con pantalones y faldas de tonalidades grises, comiendo por la calle mientras andan, con unos rostros serios a pesar de tener la mayoría los ojos y el pelo claros, aunque aquí sean mas apagados igual por la tristeza, te preguntas en que momento perdieron la ilusión, y que diferentes son de todos aquellos australianos conocidos en Asia tan llenos de vida.
Fuera de ese circulo la ciudad cambia, gana en vida y en variedad, aunque la gente sigue siendo occidental, hay una gran población china y algo de India también, aunque aquí Chinatown no esta reconocido, algo existe y ademas es un barrio bien, lo llaman Haymarket.
King Cross es un barrio cerca del Hostel, en el se encuentra la mayor actividad backpacker, agencias de viajes, albergues y una vida nocturna mas animada dan cabida a un ambiente mas de nuestro estilo.
La cumbre de la ciudad y su icono mas emblemático aunque ellos dicen que es el Harbour Bridge, es la Opera de Sidney, igual de tanto ver la Ciudad de las Artes de Valencia, que esto no resulta tan increíble como uno espera, pero al final no deja de ser un icono, ahora vencido, y gran pasito mas en el camino.
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