El Viaje de los sentidos

El susurro de viento me trae de regreso, el sonido llega temprano y el oído reporta que el viaje llega a su fin. Me había desvanecido en un sueño de domingo. Placido y duradero. El aroma a mar y el gusto salado me acompañan pero un poco mas rezagados. El tacto sobre la arena confirma que es el lugar. Es el hermano mayor, íntimo amigo de la memoria, pero ese es otro cuento. Avisa a los de delante que el lugar de regreso es el mismo que el de partida, al menos en el exterior. El viaje ha sido largo y parece que tampoco tenían prisa por regresar. Los párpados no se dan aludidos. Noto esa perezosa cortina que protege mi mas poderoso sentido. Parecieran recelosos de aquello visto sin tener que haber contado con su permiso. La suave luz naranja llama a través de los ojos cerrados. Ya viene de vuelta la vista, grande y pesada, segura de si misma. Aun no se ha acostumbrado a compartir los privilegios del aprendizaje con el resto de sus hermanos. Rezagada se hace de rogar. Pero poco a poco va entendiendo la idea, que aquí, en este otro cuerpo, ya tampoco es la protagonista.

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